Blackthorn, Lancaster & Gabriel

Si había una palabra que Alaska Blackthorn no sabía describir, era amor. El amor se había disfrazado de tantas cosas ante sus ojos, que ya no sabía cómo lucía verdaderamente. Le llamaba amor al cuidado distante de Niklas, a la severidad de Jelena, a la desaparición de Breene, al dolor de Collin.

Pero nunca fue capaz de describir lo que sintió por ellos. ¿Cómo debía llamarle a la amabilidad desmedida de Nate? ¿A sus dulces cuidados? ¿A las miradas y palabras cargadas de cálidas emociones que siempre le dedicaba?

¿Cómo debía llamarle al instinto protector de Willow? ¿A la seguridad que siempre le transmitía? ¿A las palabras que parecía querer decir, pero nunca podía? ¿A las promesas que parecían imposi-bles de cumplir?

Para Alaska, todo se podía resolver impulsivamente, incluso cuando sus acciones desmedidas, traían consecuencias inconmensurables.

Así fue como conoció a Nate. Sin saber que su propuesta para liberarse creativamente de un compromiso arreglado, enlazaría sus caminos de la manera en que lo hizo... De la manera en que soñaba, que algún día, ocurriera con Willow.