Volkov y Horacio intercambian cuerpos sin saber porqué ni cómo. ¿Un sueño? ¿algo mágico? ¿brujería?, podrían ser mil cosas. Ambos terminan descubriendo que el cuerpo del otro es más especial de lo que imaginaban, experimentan una extraña sensación de placer, disfrutando así con el cuerpo del otro, sin que el otro lo sepa.