El Señor de la Noche sabía que los jóvenes consideraban su existencia un mito. Llevaba una década encerrado en sí mismo, reprimiendo al murciélago durante noches interminables, vencido por pesadillas espeluznantes. El momento había llegado, las nuevas generaciones lo conocerían y lo temerían, ninguno estaría a salvo de su presencia.