Sentí un nudo en la garganta. No podía ser verdad. Él estaba cayendo. Y yo no pude hacer nada. Tan solo observarlo desde dentro de la habitación con paredes de vidrio ,la cual me hacía sentir dentro de un anfiteatro en primera fila. Las lágrimas comenzaron a caer de mis mejillas. Oh, Dazai, ¿por qué?