Una vez estuve enamorada, cada vez que él me hablaba sentía cómo las mariposas se movían dentro de mi estómago, cada vez que hablaba con él se me iluminaban los ojos y una sonrisa se esparcía por mi boca. Pensaba que él sentía lo mismo pero me equivoqué, entonces aprendí que el amor es como una llamada telefónica dónde nadie responde. Entonces le vi, cómo me trataba, la forma en la que me hablaba. Hizo que por fin volviera a sentir.