Un príncipe no tan encantador. Ken siendo el verdadero accesorio de Barbie. Bestias que fingen ser princesas o princesas que aparentan ser bestias. Caballeros sin una pizca de honor. Según lo que he visto, esa podría ser la verdadera definición de realeza y de poder. Y luego estamos nosotras, las plebeyas, ansiando convertirnos en princesas dignas de un cuento de hadas o por lo menos en grandes guerreras que sean capaces de salvar el mundo. O tal vez no, tal vez lo que queremos es ser felices sin tanto cuento, tal vez no queremos un príncipe encantador, tal vez sólo queremos un guerrero que sea capaz de luchar por nosotras o tal vez no.
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