Verano. (Harold Azuara).

Yo me maneja por reglas sencillas; No discutía con las personas. Era una perdida de tiempo, no importaba que yo tuviera la razón, las personas nunca lo aceptarían. No me debía meter en los asuntos de los demás; Al involucrarme lo menos posible en problemas ajenos me hacía los días más fáciles, son sus asuntos no los míos. Así era como mi mundo podía girar pero por una extraña razón tenía la sensación que eso estaba cambiando. Mis días se habían convertido en una discusión constante con el raro de Harold. El llevaba a otro extremo el tener la razón, discutíamos por las cosas más insignificantes.En pocas palabras era un fastidio, un fastidio que disfrutaba. Era mi dolor de muela personal, no importaba que no lo soportara, disfrutaba que estuviera ahí.

Era un momento intimo donde nuestros cuerpos se volvían uno mismo. En donde no había tiempo, no había espacio. Sólo eramos el y yo, junto con nuestras respiraciones. Nuestras suplicas de placer hacían eco junto con las olas. El brillo de las estrellas tallaban una promesa, que serían nuestras esta noche cada vez que nos uniéramos.