George ama pintar sus manitos de rojo. A simple vista parece el típico niño perfecto, dócil y amoroso. George imagina muchas cosas en el infiernillo que esconde su mente. Él hace arte, un arte roja. Le gusta el olor que desprende su pintura y no le gusta usar exactamente pinceles. Él no es malo, los malos son ellos que se ríen y lo provocan. Le susurran al oído y no lo dejan dormir por las noches. Obra registrada en Safe Creative: 2209302121323All Rights Reserved