21 Partes Continúa La guerra había sido larga. Cada amanecer traía un nuevo enfrentamiento, pero el sol nunca parecía suficiente para iluminar las sombras que devoraban el mundo. Desde su trono oculto en el vacío, **el vampiro eterno**, aquel cuya mera presencia hacía temblar los dioses, había extendido su dominio sin resistencia verdadera.
Los humanos luchaban sin esperanza, sin futuro. Sus ciudades habían caído, sus guerreros habían sido reducidos a cenizas, sus plegarias se perdían en el eco de una realidad quebrada. Pero aún así, seguían peleando. Porque aunque el destino estaba escrito en sangre, nadie quería aceptar el final.
Sin embargo, en la víspera del eclipse final, algo cambió. **El vampiro**, cuyo poder era inconcebible, aquel que había desterrado el concepto de derrota de su existencia... **se detuvo**. Nadie supo por qué. Sus fuerzas dejaron de avanzar, sus legiones quedaron inmóviles, y su voz, la misma que había resonado como una sentencia absoluta, se desvaneció en el viento.
Las tierras seguían ardiendo. Las montañas seguían temblando. Los humanos seguían luchando contra los ecos del abismo, sin entender que su mayor enemigo ya no movía un solo dedo.
¿Por qué?
Los líderes de la resistencia no lo comprendían. ¿Acaso era un juego más? ¿Una estrategia que escapaba a la lógica de los mortales? ¿O... había algo que el vampiro había descubierto en su absoluto dominio?
Pero nadie tenía tiempo para preguntas. Aunque el vampiro se había detenido, su legado seguía corriendo por las venas del mundo. El eclipse se acercaba. La batalla continuaba. Y en el horizonte, en medio de la guerra y la incertidumbre, una nueva verdad estaba por revelarse.
**La historia aún no había terminado.**
