Somos seres humanos contemplados por las dimensiones biológicas, psicológicas, sociales y espirituales; en cada una de ellas, algo de nosotros cobra un sentido individual pero al mismo tiempo unido en su conjunto "ser" humano.
Este ensayo pretende desarrollar una de mis incógnitas más grandes, ¿Es posible unir el 'todo' humano con la dimensión subjetiva y plural como lo es la espiritualidad de cada persona? ¿podremos algún día hacer parte de la cotidianidad la salud mental, a tal punto, de pensarla y co-crearla cotidianamente?
Buscando respuestas en un ámbito más específico, espero y quiero que la salud mental-espiritual de los pacientes y sus comunidades, puedan ser plasmadas, más tomadas en cuenta, en las consultas médicas comunes, 'rutinarias' y biológicas. No sólo que se abra la posibilidad, sino también, que se creen los espacios y técnicas para proponer su ejecución, siempre y cuando el sujeto-paciente también lo permita.
El sistema de salud nacional Argentino necesita dar un paso más allá y terminar con la brecha que separa la salud física-biológica de la psicológica-espiritual; es deber del médico generalista estar abierto a estos desafíos, no sólo en pro del profesionalismo sanitario y la excelencia de la escucha en la anamnesis clínica, sino también en la de la salud de las personas y sus comunidades.
Es por estas razones que deseo crear un concepto nuevo, la salud mental-espiritual.