Llegados a un punto donde nadie jamás se cree que pudiera llegar.¿Por que estoy aquí? ¿Acaso es esta la forma en la que tengo que acabar? Son las preguntas que se me pasan por la cabeza al verme en esta situación. Sé porqué estoy, nadie me ha obligado. ¿o en realidad ellos han sido la influencia? En todo caso, ya da igual.Todo esto empezó al mudarme a Barcelona, a una nueva escuela, uno va con las intenciones de empezar de cero, de no recordar la anterior escuela, pero no, este lugar no es como yo creía. Puede que fuera mi forma de vestir, mi forma de expresarme, mi cara de pocos amigos… No lo sé, pero la gente solía divertirse insultándome sin conocerme. Soy nuevo, pensé, eso debe ser normal. Pero no era así, pasaron meses y ellos, sobre todo Carlos, que solía burlarse de mí, cualquier diminuta cosa era perfecta para burlarse de mí. Recuerdo cuando después de la separación de mis padres, Carlos solo se preocupo en la forma de hundirme aún más, y al parecer, sabía como hacerme daño: "Seguro que tu padre debe estar feliz, ya no tendrá que soportar la cara de mosquita muerta que tienes".Aquella frase, aquella insignificante frase, que no tenía sentido, me hizo daño, haya sido por la separación o por tantas veces que ya me había insultado, pero esa vez, no se me olvida.Todo empeoró con la separación de mis padres, siempre discutían, y cada vez que lo hacían yo subía el volumen de la música, pero aún así, podía oírles. En casa, en el instituto y más en mi interior, había un caos de problemas que hablaban constantemente y solo callaban en cada corte marcado en mi cuerpo. Odiaba cortarme, en realidad, me arrepentía al minuto después. ¿Que sería de todos si yo muriera? ¿Se acabarían los problemas para todos? ¿Se callaran todos mis dolores por una vez? Siento que debo acabar con todo, no estoy hecho para vivir, ningún corte ni ninguna pastilla más iban a aliviar el dolor que ya vivía en mí:
Al defender a su familia de un asaltante y morir, Alicia es transmigrada a un mundo del matriarcado, donde las mujeres son el pilar y las que mantienen a la familia, mientras los hombres son los que se quedan en casa.
Lo más sorprendente para Alicia no es el sistema en el que se rige la sociedad, los hombres, que no solo son los que dan a luz, si no, que se dividen en dos.
Los oro, la clase baja que tienen tendencia a dar a luz a otros hombres.
Y los jade, la clase alta que tienen tendencia a dar a luz a mujeres.
No solo eso si no que al ser las mujeres un bajo porcentaje, las familias se conforman por un harem de hombres, los cuales no son vistos más que como máquinas de hacer bebés.
La imagen la saque de internet créditos de la imagen a: "Alya".