«Tal vez si estuvieras completamente afeitado me darías miedo; ya sabes... El morado ayuda» Aclara, mientras sus manos colorean las alas de la mariposa a acuarela. «¿Cómo puedes decir tan tranquila que ser pelón me haría más atemorizante?» Él está al borde de la risa, buscando su rostro, pero ella no voltea, concentrada en plasmar tal y como en su cabeza imagino las alas del insecto. «No lo sé, muchos villanos de la televisión son pelones... tal vez por eso...» «Te dan miedo». Interrumpe, con una risita. «No es miedo, es desconfianza». Ríe también, y vuelve a hundir el pincel de acuarela en el tono azul. Ambos guardan silencio, un silencio distinto a aquellos que vuelven el ambiente incómodo, es más como un acuerdo mutuo, en el que ambos están de acuerdo con la compañía ajena.