La silla de metal frio era incomoda, la taza de café que estaba entre mis manos no ayudaba mucho. Un café frio y amargo. Ni si quiera se tomaron la molestia de servir algo decente en este interrogatorio.
Uno de los oficiales se acerca a mi, recarga sus manos sobre mis hombros, haciendo suavemente masajes circulares en estos.
- ¿No mataste a nadie, verdad?
- Sin comentarios, señor oficial
Solo podía contener la risa ante tal pregunta, no sabia si estaba en un show de comedia o aun en la comisaria.
- Tómese esto en serio, es necesario que usted..
- ¡Yo, Yo y solo yo!, ¿Qué mas quiere? ¿Qué resuelva el caso por usted?
- Por favor , solo repita la historia una vez más.
- Esta bien, escúchame con atención...