en su búsqueda de paz, se olvidó de la razón del por que estaba aquí. en realidad no lo olvido, pero le dolía recordarlo, el hecho de recordar esa razón le hizo darse cuenta que lentamente comenzaba a fallar su promesa, la promesa que le hizo a su razón, a su hermano. el era, el ser más fuerte de la existencia, únicamente seres como el gran rojo podrían tener batallas iguales con el y estaba seguro que estaban empatados, no por poder puro, madara iba a admitir que el gran rojo y su truquito de los sueños y convertir en cosas intangibles objetos tangibles era molesto, pero no había poder detrás de eso, solamente unos cuantos ataques que nivelaban países, pero ahí quedó, el truquito en contra era que sus gudoudamas no eran algo que respetará las leyes de la física, tampoco es como si las gudoudamas pudiesen existir en este tipo de lugar no-dimensional, se suponía que las gudoudamas eran algo que no puede existir simplemente. dejó eso de lado. madara había aprendido que con el tiempo, llegaría el momento en que podría dar comienzo a su plan, pero debía ser paciente. mientras tanto, estaba aburrido, y su celda creada por el autoproclamado dios, comenzaba a ser aburrida. se había quedado en su celda por qué simplemente le pareció divertido ver a casi la totalidad de las razas unirse para intentar encerrarlo, y aunque hasta cierto punto lo consiguieron, no fue hasta que llegó gran rojo y ophis a salvar el día que perdió la pelea, y la perdió por qué el no conocía este problema de la técnica de "buenas noches" de gran rojo así que tenía una clara desventaja. aunque debía decir que la macro verguiza que le puso había sido una buena lección, no importaba, lo que quería decir es que su celda ya no era divertida, y mucho menos su carcelero. Tal vez iba a jugar un poco.
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