Comencé el año con metas plenamente definidas (principalmente académicas) y con muchas expectativas de nuevos ámbitos, personas, lugares. Por mi nueva universidad conocí personas y docentes excelentes, uno de ellos me cambió completamente (para bien), Martín.
Martín Campbell fue mi profesor. Su edad, treinta y dos, alto, entrenaba. Rasgos delicados, piel pálida y suave, ojos claros (azules) penetrantes. Cabello castaño. Labios carnosos. Sonrisa impecable acompañada de hoyuelos enmarcados. Destacado académica y laboralmente, un excelente abogado, arquitecto y profesor universitario dedicado. Fue mi "pausa necesaria" que encontré sin buscar. Me autoexigia, era excesivamente multifacetica e irónicamente altruista, desconocía la tranquilidad y temía confundirme, cometer errores. Con los meses empezó a gustarme de él hasta lo más mínimo, su voz grave y melódica, el tono de su risa y su forma de reír, él en lo cotidiano cantando en el auto, en la calle, en el balcón de su departamento de zona norte. De un día a otro mejoró mis días de semana y mis domingos. Sin embargo todo era cotidiano y se mantenía lineal hasta ese viernes lluvioso de invierno a la media noche en su departamento, cuatro copas de vino blanco, un extasis y las últimas palabras emitidas desde su boca que dejaron atrás su moral y la mía.
"Tienes razón, Tengo a mi Hombre pero Te quiero a ti.
Estarás pensando en esto todos los días."
"Conozco a tu hombre, No te está controlando, Aún dudas. Lo pondré dentro de ti y Entonces me pertenecerás."
"You Right" by Doja Cat.