Un día alguien decidió que nuestra historia merecía la hoguera, merecía el infierno, merecíamos el infierno.
Pero aún con las llamas consumiendo mi alma desde siglos atrás, te busqué, nos busqué y nos encontré, encontré las cenizas, las mismas que me explicaron que lo que se quiere una vez, perdura para siempre.
Es que, escucha, si es un amor que merece el infierno, yo estaría encanta de bailar contigo en las llamas mientras marco territorio sobre tus labios de seda, una y otra vez, una y otra vez; juro por mi vida que no volvería a soltar tu mano.