Madre, madre...madre mía
Sé, sé que no debería extrañarte tanto, pero, madre mía, sí. Tus alientos doloridos que ásperaban y reverberaban en tu tumba de hierro oxidado...La sangre de tu pecho que me nutrió y me calentó en su caricia, cuando cadáver y crueldad eran todo lo que presencié...
Madre, madre...madre mía
sé, sé que me odiarías tanto, y madre mía, yo también. Pero no sentiría, ni pensaría, ni soñaría, si no fuera por ti en mi vientre de hierro oxidado... Tu amor torturado me trajo a esta guerra, para poder tomar el corazón de otro y no necesitarte más
Madre, madre...madre mía
Sé, sé que tus pensamientos te abandonaron hace mucho tiempo, y, madre mía, nunca lo sabré realmente. Pero espero que redima mi vida, aunque sea un poco, cuando lloré... y te aplasté el cráneo esa última noche...
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Oh madre mía...
Espero, espero y espero...poder ser lo que tú querrías tener en tus malos momentos...un héroe que cuide de ti protegiendote de aquella violencia...que me permitió vivir...
Entre risas en la cocina, madrugadas con biberones y caricias silenciosas bajo una manta, Harry y Draco descubren que el amor no siempre viene con batallas épicas ni grandes declaraciones.
A veces, basta un susurro en la noche, una siesta compartida o una carta de Hogwarts en la mesa del desayuno.
En esta colección de momentos -sin orden, sin prisas- viajamos por recuerdos sueltos, pequeños destellos de lo que fueron, lo que son, y lo que jamás dejarán de ser:
Una familia. Un hogar. Unos adolescentes enamorados. Un amor que hace del instante, una eternidad.
Cada capítulo es una escena única, un abrazo al alma para quienes creen que el amor se encuentra en los detalles más simples.