Cuando el joven Ajax ascendió a uno de los heraldos, transformándose en Tartaglia durante el proceso, reconocia que con tal título más responsabilidades venían. Pero eso no le molestaba en absoluto, pues las ventajas eran mayores. Tenía la opción de trabajar directamente bajo las órdenes de su majestad la Tsaritsa, mejor solvencia económica y la oportunidad de vivir batallas inolvidables. Lo que más le tomó de sorpresa, lo que no esperaba, y una de las ventajas más gratas que venían con el título de Heraldo, eras tú.