Dave Strider es el tío con menos gusto del mundo.
Irónicamente hablando, claro.
Dave Strider es el tío más guay que te puedes encontrar. Sus versos a la hora de rapear te dejan en tal estado de patidifusión que ni te enteras cuando prácticamente te ha machacado. Tiene un claro talento para la fotografía de verdad y la música que sale de sus mezclas dejan a las sinfonías de Beethoven peor que la bazofia que sale de los labios de los borrachos a las tres de la madrugada. Eso, sin contar con sus cómics de humor irónico. Alguien sin su genial sentido del humor jamás pillaría la ironía de toda su obra. Por todo eso, Dave es el tío más guay del mundo.
Y precisamente por esto Dave sabe que cuando dice que la Coca Cola es insuperable, lo es.
Cuando le trajeron aquella mala imitación de bebida oscura y gaseosa con un nombre cutre a su mesa, pensaba que se estaban mofando de él. Qué todo era algún rollo irónico del camarero que quizás lo hubiese reconocido como el autor de la mierda más irónica y absolutamente genial de mundo. Pero no. Aquella cafetería iba en serio, pero quizás Dave no estaba preparado para una relación a largo plazo.
Y, sin embargo, jamás agradecería tanto aquel error. Jamás dejarían de besar el suelo donde pisa el destino, porque gracias a una Pepsi y una Coca Cola intercambiadas pudo conocer al tío que cambiaría su vida de arriba abajo.
Y esta vez, iba sin ironía.
Iris va a llegar al fútbol club Barcelona con una sola misión, ser la encargada del documental secreto que van a hacerle a un Gavi que acaba de romperse los cruzados y que ha dejado claro al club que no quiere saber nada de documentales.
Ella no aguantará el mal humor del sevillano, este por su parte no le dará la oportunidad de conocerla.
Pero el amor tiene otros planes para ellos.
¿Qué pasará cuando Gavi se entere que ella está detrás de su documental con el tiempo?