"Yo solo quería amar a Anat con total libertad, padre" Esas fueron las últimas palabras del joven Atem antes de ser enterrado vivo con una de las reliquias de vida eterna y ese sufrido, pero bello amor... bello como un oasis acariciado por la luz de luna. Sabía de antemano que el enamorarse de una mujer prohibida le traería fatídicas consecuencias, pero poco le importo al ver esa mirada tan azul como el cielo, esa melena castaña como la madera recién cortada. Todos creyeron que ese había sido el final del hijo que traiciono a su padre, sin pensar que la vida le haría la tan anhelada justicia milenios después, en una sociedad donde la justicia solo existe si se toma por mano propia. Atem volverá a sus raíces egipcias, ahora como un reconocido cantante y descubrirá los misterios que emana su pasado... los ecos que dejo la codicia y deseos lujuriosos de aquel hombre de vida eterna.