"-Si algún día milagrosamente me convierto en mujer, prometo que volveré aquí y me casaré contigo." Esa fue la promesa que le hizo una vez un rubio de ojos esmeralda a su mejor amigo mientras ambos bebían cerveza y se reían a carcajadas en la orilla de un río donde destellaban vagamente las luces de las luciérnagas, sin saber que toda su conversación, toda su plática, fue vista y escuchada por unos analíticos ojos dorados que los observaban sigilosos desde la oscuridad. Esa mujer, a pesar de saber que sus sentimientos jamás se verían correspondidos por el hombre que amaba, no pudo evitar alegrarse y sonreír satisfecha por las palabras de éste. Finalmente, después de tres mil años de incansable búsqueda, todo su sufrimiento iba a terminar.All Rights Reserved
1 part