A simple vista el mundo ve en tí; colores, matices, brillo y siempre una buena actitud. Todos ven como verdadera, esa sonrisa que casi siempre es forzada. Pero nadie ve qué hay detrás de tus ojos apagados, de tu sonrisa marchita. Nadie sospecha que detrás de tantas luces, hay también sombras. Que detrás de colores vivos hay grises que mueren a diario. Que hay secretos, que hay verdades a medias. Miradas que fingen, y corazones que sufren en silencio. Todos notan cuando ríes abiertamente, todos te ven bailar y hacer tonterías en alguna fiesta o lugar público. Pero... ¿Qué ocurre cuando nadie ve? ¿Cuándo te encuentras sola en medio de tu habitación y no hay más que lágrimas en tus ojos y un corazón roto fingiendo latir? ¿Cuándo quieres hablar pero no tienes palabras? ¿Cuándo intentas levantarte, pero la vida te golpea nuevamente? ¿Qué sucede cuando ya no tienes más excusas, cuando ya no te quedan más mentiras por decir y más verdades por esconder? Llevar el alma rota nunca es fácil, nunca es fácil disimular que no te rompes ante cada recuerdo. Que no te quiebras con esas palabras que una vez fueron ilusión. Nunca es fácil disimular el sentimiento de querer soñar, pero te despiertas en el suelo. Nunca es fácil fingir que estás bien cuando toda tu vida quiere desplomarse. Cuando tus emociones están a flor de piel y cada minúsculo gesto, te trae millones de recuerdos dolorosos. Porque todos ven la calma de tu pupilas, pero nadie sospecha de los tornados bajo tu piel. Todos creen sentir cómo ríes, pero nadie siente los huracanes que vuelan en tus entrañas.All Rights Reserved