"Dame tu tiempo y te daré lo que deseas", esa fue la frase que escuché cuando estaba llorando afuera del hospital, por saber la situación crítica de mi hermana. Era un chico de alto con gracia y sardónico. Un demonio. ¿Puede una chica como yo, haber aceptado ese trato, para salvar a mi hermana? Sí. Lo hice sin pensar en nada. Y todo cambió. Principalmente, porque ahora estaba unida a un demonio. Compartía su tiempo.