-Escúchame bien mocosa, aléjate de este lugar si no quieres que te de unos buenos azotes... esos que no te dieron de niña. -dije muy cerca de su rostro sintiendo su cuerpo estremecer. -Ya quisieras anciano. -respondió desafiante mientras me retaba con la mirada. -No me retes, no lo hagas. -respondí pegando su cuerpo al mío.