31 Partes Continúa "Soy una de esas personas a quienes Dios Marcó en la frente. Al igual que Caín, estoy marcada y manchada. sí vienes a mí, Mary, El mundo te aborrecerá, te perseguirá, te considerará sucia.
Nuestro amor podrá ser fiel hasta la muerte, e incluso trascenderla, pero así y todo el mundo lo tachará de sucio".
Sir Philip y lady Gordon, que viven en el aristocrático esplendor de Morton Hall, al pie de las colinas de Malvern, desean completar su felicidad con un hijo, futuro heredero de sus propiedades. Su único vástago, sin embargo, será una niña, que, en la pila bautismal, por expreso deseo de sus padres, recibirá un nombre de varón: Stephen. Pronto se hace evidente que Stephen, alta, ancha de hombros y bien parecida, no es como las otras niñas. Aprende desde pequeña a montar a caballo, a saltar obstáculos y a cazar, acostumbra vestir pantalones y ansia llevar el pelo corto. Instintivamente, los habitantes del pueblo de Great Malvern se apartan de ella, consientes de un algo indefinible que la hace distinta. Después de una infancia difícil y solitaria que desemboca en una atormentada adolescencia, Stephen Gordon alcanza la madurez y se enamora apasionadamente, de otra mujer.
Radclyffe Hall (1883-1943) causó verdadero escándalo al publicar, en 1928, esta novela, condenada por obscena por las leyes británicas tras un notorio y dramático juicio. No obstante, el clamoroso grito en favor de la compasión, que constituye el tema central de esta obra, fue perfectamente comprendido por quienes alzaron la voz en su defensa: E.M. Forste, Leonard y Virginia Woolf, Rose Macaulay, Vita Sackville-West, Julian Huxley y Storm Jameson, por nombrar sólo unos pocos. Hoy, noventa y tres años después, esta novela, un clásico del amor lésbico, conserva intactos el interés, la emoción y la piedad del día que se publicó.