A menudo me quedaba quieta, sentada y observaba como mi vida transcurría sin emoción alguna. Cada día no era ni más ni menos relevante que el anterior pero al menos tenía la casa.
A las afueras de mi pueblo, había una famosa casa habitada por especulaciones, rumores y invenciones sobre lo que podría haber sido en un tiempo. Se alzaba en soledad, frente a las colinas albergando la oscuridad. Me sentaba diariamente enfrente de ella y me imaginaba como en su interior las paredes seguían verticales, los ladrillos perfectamente unidos y los suelos firmes. Y como el silencio empujaba incansable contra la madera y la piedra.
Cada día me sentaba enfrente de ella en espera de algo, siempre pensando que la casa me esperaba a mí, me invitaba a que entrase, notaba alguna extraña conexión con ella, aunque fuera inhabitada hace cientos de años.
Hasta ese día. El 10 de octubre del 2022 vi una figura sentada en la punta de la azotea.
Dedico esta obra a nuestra historia, cuyo final desolador no tuvo un funeral honesto pero, sin embargo, acompañó todos y cada uno de los acontecimientos siguientes.
Freen era una omega bastante rara para la personas aquellas decían que era un poco más alta para ser una omega otros que podría dar miedo si te miraba y algunas personas solo quedaban enamorada de verla aunque para Freen todo era normal pues siempre era amable y nunca se enojaba atenta con sus seres queridos era la chica perfecta como sus padres solían decir.
Becky una pequeña omega tan hermosa como la primera nevada era una chica responsable y cuidadosa con todo lo que hacía vive esperando a que aquella omega aparezca una vez más a su vida pues recuerda que alguien la salvó cuando era pequeña más no recuerda su rostro así que vive con la ilusión de que algún día aparecerá.
Pero ¿Qué pasaría si la persona que espera aparece en último año de universidad? ¿La reconocerá?