Todos recordamos fragmentos de nuestra infancia. Es algo normal guardar recuerdos de cosas que nos marcaron en el pasado y que ahora nos acompañan hasta adultos. Estos pueden ir desde recuerdos buenos, hasta recuerdos tristes. Lamentablemente no somos capaces de seleccionar aquellos con los que queremos quedarnos. Si así fuera, no existirían los traumas, ni aprenderíamos de los errores, y simplemente seríamos todos felices, ya que no recordaríamos los momentos trágicos. O eso es lo que se esperaría.
A Eileen no le ocurría eso, ella solamente guardaba recuerdos bonitos de su infancia. De hecho, si le dijeras que describiera en una sola palabra su niñez, está sería: "perfección". Un sinónimo también de Francesco Benedetti.
¿Que quién es?
Si le preguntarás a cualquier persona, te dirían que es el mejor amigo de su hermano, pero si le preguntas a ella, te diría que es el amor de su vida. O al menos esa hubiera sido su respuesta hasta que este decidió desaparecer de un día para el otro al alistarse para el ejército, sin despedirse.
Desde ese día, los recuerdos de la infancia de Eileen son una nube borrosa. Diseñó una pared de hormigón delante de ellos, para evitar recordar esos momentos de su niñez en los que Francesco ocupaba el 90%, para olvidarse así de él. Desde ese entonces decidió concentrarse en su presente, en ese en donde tenía que ser perfecta, satisfacer a sus padres en todo, cursar una carrera que odiaba y fingir ser feliz para convencer a las personas de su alrededor. Con toda la presión sobre sus hombros.
¿Pero qué pasa cuando alcanzas el límite y explotas? ¿Cuando dejas de fingir que todo está bien y te derrumbas? ¿Cuando regresa alguien a quien pensabas haber olvidado, 6 años más tarde, y derrumba los muros que armaste?
Está no es solo una historia de amor, es también una historia de autodescubrimiento, de valentía, de reflexión. Amen, lloren y aprenda a través de ellos.All Rights Reserved