- Mamá, viniste... -Dijo sonriendo débilmente mientras su madre la sostenía en brazos como cuando era pequeña- eres tan cálida... -Susurro con su último aliento-. Su madre negaba una y otra vez, mientras gritaba de dolor hasta desgarrar su garganta. La culpa era tan grande que no se perdonaba el hecho de que la había alejado de su vida.