-Porfavor n...no me hagan daño-dije con mi último aliento. Me dolía todo, sentía la sangre caliente salir lentamente de mis heridas para caer a la húmeda tierra pegada a mi mejilla izquierda. Observé casi inconsciente las sombras que se alzaban a mi alrededor, cinco pares de ojos brillantes me observaban con cautela. -Es un lobo negro-gruñó uno de ellos. Un alto gruñido sobresalió de la multitud, un hermoso lobo marrón se abrió paso entre los demás volviendo a su forma humana, los otros bajaron la cabeza sumisos ante su presencia. Caminó hacia mi y sonrió acariciando mi mejilla con sus intensos ojos rojos brillantes puestos en los míos. -Este lobo negro es mio.All Rights Reserved
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