Yibo no sabía por qué soñaba con esos ojos dorados, tampoco sabía por qué oía los susurros de aquella voz que lo reclamaba como suyo. Zhan llega a la vida de Yibo de forma repentina. Guapo y misterioso, el menor no imaginaba los secretos que Zhan traía consigo, mucho menos que algo los unía desde antaño.