37 Partes Concluida Contenido adultoEn los días más sombríos de Orario, cuando ni siquiera la luz del sol lograba disipar del todo las sombras que crecían entre los muros de piedra, Ryuu caminaba en silencio.
Sus pasos la llevaban por calles heridas, entre ruinas que hablaban de un mundo descompuesto, y en su interior, algo igual de quebrado comenzaba a despertar.
La justicia, su guía durante tanto tiempo, ya no brillaba con la misma nitidez. Había comenzado a resquebrajarse, a mezclarse con pensamientos que antes habría considerado peligrosos. Ya no sabía si el deber bastaba. Ya no sabía si la causa era suficiente.
Y en ese silencio, que dolía más que el estruendo de cualquier batalla, comenzó a crecer algo que no podía nombrar. No era debilidad. Tampoco redención. Era algo más humano. Más íntimo.
Algo que se abría paso, cálido y profundo, como una herida que no sangra pero nunca cierra.
No era la justicia lo que pesaba en su pecho aquella vez.
Era él.
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