Siento una urgencia extrema de no decir nada, como si en mi pecho cabalgaran ambulancias en silencio.Debe ser que a veces me da por pensar que hay cosas que me quedan algo grandes: los pantalones, la altura de las puertas, los libros, mi sonrisa. Todo se me cae de los dedos, empapa mi pelo como una tormenta, anuda mi estómago y ata mis manos.Me sobra el recuerdo de quien me falta por los pies cuando camino y llego a su casa y observo su buzón, que me grita todo lo que no le llegué a decir Me sobra fuerza por las manos cuando se abren para sujetarme y no encuentran más que vacío: nunca imaginé que las mismas alas que abrí con ternura me llevarían tan lejos de mí.Me sobra soledad cuando duermo y no pasa nada, y no suenan pájaros, y arriba solo hay techo, y no quedan rastros del huracán:Mi pelo durmiendo o una mano a un centímetro de la mía -como si me hubiera buscado en sueños-; nada,la sábana en una esquina o la almohada mojada o un calor dado la vuelta; nada,diez llamadas perdidas o una botella de agua vacía o un olor empapando mi suerte; nada, un disco terminado en el ordenador que aún parpadea, como si fuera una alarma que avisara de que hasta lo más bello acaba.Nada: solo este orden justo y preciso,este orden que ya es solo mío y no encuentra lugar en el que caerse, este orden que no se va porque nadie se atreve a venir.Este orden que también me sobra.Me sobran lágrimas  también de las canciones que tengo prohibidas, de esas palabras que ya no sé pronunciar, de todos los ángeles que me abandonan, de cada día que tropiezo con el mismo pensamiento: ¿no es olvido y recuerdo la misma cosa?Me sobra casi todo, ya ves qué tontería,cómo puede sobrar algo que no se tiene.Me faltan muy pocas cosas.Si pudiera llamarte amor o si Pudiera tal vez solo llamarte.Amor.Me sobra algo. Me falté yo.Me  he encontrado y no me quiero volver a perder.
¿Puede una chica romántica y delicada enamorarse de alguien tan ruda como Lynn Loud? Issabella Abrams era esa chica: amante del color rosa, del maquillaje, la poesía, y de las historias de amor. Todo lo contrario a Lynn Loud, quien prefería la acción, los deportes y no se preocupaba demasiado por lo sentimental.
A pesar de sus diferencias, había algo en Lynn que atraía a Issabella. Tal vez era su valentía o su determinación, o quizás el hecho de que Lynn no temía ser exactamente quien era. Mientras que Lynn también sentía cierto interés en Issabella, no entendía como no podía tentarse en ganar y ser la número uno, veía que ella era como una suave brisa que acariciaba el rostro hasta de quien no merecía con dulzura, dulzura que raramente a Lynn le encantaba.