𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐟𝐮𝐢𝐦𝐨𝐬

Ángel: un chico que vivía la vida aparentemente feliz, sin preocupaciones, ego alto, buen consejero, simpático, un futbolista con una carrera grande para su muy corta edad, con un futuro exitoso y próspero, pero por sobre todo, el amor de la vida de ella.

Abilene: "Abi" para él, una chica insegura, de gran sonrisa y sensibilidad alta, empática hasta con quiénes no debería serlo, más conocida por sus jodidos ataques de ansiedad que por sus buenas calificaciones, pero más que nada en el mundo, el amor de la vida de él.

Ambos: una combinación entre lo relajado y lo nervioso, entre el ego alto y la inseguridad, la chica que habla hasta por los codos y el chico callado pero que con ella hablaría más de la cuenta, el balance entre el deporte y las buenas calificaciones; ellos en conjunto formaban un extraño y a su manera perfecto todo,uno era el yin y otro era el yang, se complementaron de una manera que ninguno de los dos había tenido la dicha de experimentar, sin la conciencia de que su historia terminaría antes de que Abi, es decir, yo, lo pudiese desear.