Santa Eloísa es un paraíso al sur de la civilización, lejos de los peligros que esconden las grandes ciudades. Una isla paradisíaca, cualquiera mataría por vivir en ella. Literalmente. Lo que los extranjeros no saben es que cada noche se escucha un llanto proviniendo de los árboles. Los niños han comenzado a actuar de manera extraña. Las pesadillas vivientes ya no pueden ser contenidas por el toque de queda. Y la situación ha comenzado a empeorar drásticamente después del eclipse del 26.
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