En su vida pasada lo odió, por ser el descendiente de aquel monstruo que le humilló y que casi le mata. Aún en su último momento juró odiarlo. Ahora, en una era totalmente diferente, donde no es el rey de los demonios, sino el CEO y dueño de una empresa, su única motivación es encontrar a aquella persona que día tras día desde que tiene uso de razón, se presenta en sus sueños dejándolo en la completa oscuridad. Ya no hay odió, ni resentimiento. Ambos son los únicos en no recordar la vida pasada, por lo que son ajenos a la tensión que surge cada vez que sus amistades están cerca. Para otros, ellos deberían ser enemigos. Para ellos, solo son dos personas que se empiezan a amar.