Tras acabar el Diario de Ana Frank, apostaría mi vida a que más de uno se quedo con ese gusto amargo de saber que una joven tan aplicada, interesante, hiperactiva e inteligente, haya sido victima de la barbarie antisemita. Que, teniendo un futuro prometedor y unos ideales inquebrantables, sus sueños se vean frustrados por culpa de un soplón. Que tras sufrir 2 años de penurias, cuando el fin de la agonía se podía ver a la lejanía, sus esperanzas sean ahogadas por culpa del odio, de la intolerancia. Saber que una niña tan agradable como Ana, haya tenido una muerte tan burda en un campo de concentración le quiebra el alma a cualquiera. Pero en esta historia, hay un relato totalmente diferente que puede cambiar el curso de la historia, o al menos, el curso de su historia.
Obra original de Expectro_Patronus.