Alba ni siquiera pudo contestar. Se había quedado muda en cuanto notó la mano tatuada de Natalia rodear la suya. Se había puesto nerviosa y no entendía ni por qué. Habían estado un rato largo juntas, hablando de cosas sin importancia. ¿Por qué de repente se ponía nerviosa? Bajó la vista y sonrió sin querer al ver aquella unión. Giró la cabeza en un patio y se vio reflejada en aquel portal, con aquella sonrisa inconsciente y con una morena de metro ochenta cogida a su mano. Vértigo. Miedo. Escalofríos. Ganas de saltar a donde hiciese falta. [...] Volvieron a las risas de la noche anterior, a las conversaciones sin sentido pero que ellas sentían tan suyas que no les importaba. A mirarse a escondidas. A las sonrisas robadas. E imaginando, por primera vez, la sensación que les invadiría si, al contrario que la noche anterior, supiesen dejar al miedo a un lado y se atreviesen a juntar sus labios sin pensar en las consecuencias. Idea de mi novia que si no la menciono se enfada (@trianabarea) (en realidad le da una vergüenza que se muere que la etiquete. Triana no te enfades te quiero)