Él era Ezra. Y él Jack. Jack no se sentía nada. Ezra se sentía todo. Ezra era el mar. Jack era la espuma. Ezra era el fuego. Jack era el humo. Y como todo, fue el destino, quién se concedió el placer de unirles. Estúpido destino. Porque Jack se enamoró de su perdición. Y aún que desde el principio se percató de ello, continuó. Esta es la historia de cómo Jack, el chico confuso del cabello del color del atardecer, no se sentía nadie importante hasta que conoció a Ezra; el joven sonriente sin preocupaciones. Jack se ve obligado a llevar a cabo en su vida los principios de superación, tolerancia y autoestima. "Qué voy a decirte de mi, si a penas me conozco yo mismo".All Rights Reserved
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