Una de las cosas buenas de envejecer son la cantidad de anécdotas que acabas reuniendo para poder contar en comidas familiares y con amigos. Yo siempre he sido un tipo indudablemente torpe, por lo que las anécdotas vergonzosas nunca me faltaban. Como con toda regla, siempre hay una excepción. Algo que se escapa de los límites de encasillamiento, una persona, una canción. Una historia.All Rights Reserved
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