Segunda parte de Dos metros lejos.
Ellos se conocieron de pequeños.
Se volvieron a reencontrar en su adolescencia. Teo, que había olvidado ese recuerdo de su niñez. Pero por otro lado, Isabela, nunca pudo olvidar de aquel niño que seco sus lágrimas y le regalo su objeto más preciado, su pelota de vóley.
Rompiendo varias reglas, como la principal; "Teo, te quiero dos metros lejos de mi hermana". Ellos se enamoraron y de una manera agridulce, creando un lazo entre el odio y el amor que solo ellos entendían.
Pero como todo partido de vóley, uno gana y otro pierde.
Uno se fue y otro se quedó en el lugar donde su amor creció, un lugar lleno de recuerdos que nadie podría borrar, un lugar seguro...
Pasaron cinco años que ninguno sabe del otro, cumpliendo la promesa que se hicieron aquella ultima vez.
Ahora se convirtieron en adultos, jugadores de vóley profesionales en diferentes países, formando nuevas vidas y tal vez, nuevas relaciones...
La duda de volver a verse, para cerrar ese ciclo, llega cuando se les presenta la oportunidad de participar en los juegos olímpicos, algo que por muchas noches soñaron experimentar juntos.
¿Se volverán a reencontrar?
¿Su amor es el mismo que de aquel entonces?
¿Qué pasa con sus nuevas vidas?
A veces soñamos con cosas que no podemos tener, por más cerca que las tengamos.
vivimos con el miedo de darlo todo, sin recibir nada a cambio.
¿Quién sabe si quizá todo el amor mío no fue más que un engaño de los sentido de la fantasía?
Más vale vivir con el dolor de la verdad que con la fantasía de una mentira, a fin de hacernos creer nuestra propia ENSOÑACIÓNఌ.