Rey Bestia

En el reino de la noche, todos le temían y eso le encantaba.

Alecsander sería el dueño del mundo oscuro y pronto lo conseguirá. No había nada que pudiera evitarlo, incluso los vampiros le temían: no había criatura alguna que se atreviera a darle la contra. Porque era tan poderoso que sus habilidades sobrepasaban los límites de cualquier ser.

Y eso le encantaba.

No dudaba un solo segundo si alguien se entrometía con él, no temía responder cuando intentaban muy ridículamente hacerle daño. Era incluso entretenido y gracioso ver cómo luchaban por salir del torbellino de energía que él imponía.

Todo era bueno y perfecto para el rey... hasta que un día, su única debilidad llegó al castillo.

Detestaba esa manía suya de desobedecerle, odiaba que lo retase y que no podía siquiera imaginar el peligro en el que estaba porque, al parecer, esa mujer era su Luna. La sola existencia de esa mujer lo hacía perder la cabeza... y a su lobo también.