Si un chaval con cuatro brazos de más y una cola de escorpión aparece delante de tí rebuscando en un cubo de basura, ¿Te lo quedarías? La respuesta de Sooki es un rotundo sí, y más cuando su padre es el responsable de tal aberración genética. Los problemas empiezan cuando los típicos temblores del chico no son sólo producto de una fiebre o un resfriado fuerte, sino de algo que se escapa a sus conocimientos de universitarios en primer año