Podría sentarme en el computador a escribir un sinfín de historias, en donde los protagonistas se enamoren, tengan muchos hijos y un final lo suficientemente feliz como para complacer a todos los lectores. Pero lo que ahora verás entre estas líneas irá más allá de una historia ficticia, se trata de mi vida, de mi pasado y de lo algún día la vida me quitó y me dio.
Lamentablemente, sé que, como yo, hay muchas personas que les pasó lo que a mí: la guerra, los paramilitares o el narcotráfico nos hizo más daño de lo que alguien se pueda imaginar, nos robó infancia, amor, felicidad, protección y toda una vida con las personas que amamos.
Soy de Colombia, específicamente de la costa. Siempre amaré el calor, la efusividad de la gente, los vendedores ambulantes haciéndonos reír con sus elocuencias, la fluidez con las que muchas personas logran decir tantas vulgaridades en una oración, las abuelitas enojándose porque algún joven es maleducado por no decir "adiós" al pasar por su casa, los chismes más veloces que la propia luz, los amores prohibidos, las rumbas pueblerinas que duraban hasta el amanecer, los hombres queriendo conquistar a más de cinco mujeres a la vez y estas burlándose de ellos a sus espaldas por ilusos.
Asimismo, podría sacar de dudas a más de uno que tiene como concepción que Colombia es un país de narcotráfico, pobre, ignorante y corrupto. Pues, déjenme decirles que no se dejen engañar... por supuesto que están en todo lo correcto. Sin embargo, esta nación tercermundista tiene lo suyo: el café más delicioso del mundo, unas playas hermosas, personas cálidas y trabajadoras, mujeres hermosas e inteligentes, hombres capaces y aptos, bailes exóticos y una rica cultura.
Ahora, sin más preámbulos, les contaré aquella historia, que actualmente mis nietos adoran escuchar e infinidades de veces han dicho que no podía privar de ella a personas que estarían fascinados de escucharme o leerme. Fue complicado, pero aquí est
¿Puede una chica romántica y delicada enamorarse de alguien tan ruda como Lynn Loud? Issabella Abrams era esa chica: amante del color rosa, del maquillaje, la poesía, y de las historias de amor. Todo lo contrario a Lynn Loud, quien prefería la acción, los deportes y no se preocupaba demasiado por lo sentimental.
A pesar de sus diferencias, había algo en Lynn que atraía a Issabella. Tal vez era su valentía o su determinación, o quizás el hecho de que Lynn no temía ser exactamente quien era. Mientras que Lynn también sentía cierto interés en Issabella, no entendía como no podía tentarse en ganar y ser la número uno, veía que ella era como una suave brisa que acariciaba el rostro hasta de quien no merecía con dulzura, dulzura que raramente a Lynn le encantaba.