Estamos echos de personas que se fueron. Somos el reflejo vívido de lo que alguna vez fueron y podrían haber sido.
18 de abril del 2020:
Corrí, corrí lo más rápido que pude haber corrido en toda mi vida. Mis piernas comenzaban a cansarse y mi garganta comenzaba a doler gracias al aire frío qué respiraba, sin embargo, no me importó y no me importó por qué necesitaba llegar a tiempo, tenía que llegar a tiempo.
12 de enero del 2021:
Tome un vaso de la alacena y me servi agua en este, desvíe mi mirada a quien sabe dónde y la fijé en ese punto que ni yo sabía dónde estaba. Imágenes de aquel día comenzaron a pasarse por mi cabeza y, claro, con ellos aparecieron auto-comentarios hirientes hacía mi persona.
"Tal vez, y solo tal vez, si hubiera corrido más rápido hubiera llegado a tiempo.
Tal vez, si salía antes, llegaba hasta tí.
Quizá, y solo quizá, si me hubiera tomado el tiempo de sentarme a hablar contigo las cosas hubieran sido diferentes.
Quizá si hubiera dado más de mi, si hubiera puesto más de mi voluntad en arreglar las cosas, hoy, estarías conmigo. "
-Pero ahí queda todo, el ayer y el hoy se plasman en ese día y en ese <<quizás>> y ese <<tal vez>> que no cambian nada- Me dije a mi misma en voz alta.
6 de septiembre del 2022:
- Hola...-susurre- te extraño mucho, hay tantas cosas que quiero contarte...¿Recuerdas el idiota del que te hablé hace unos años? ¿Que crees? Comenzamos a hablarnos nuevamente -reí- y no se cómo explicarlo, pero es como si fueran dos personas completamente diferentes, conocí dos versiones de el y ¿Sabes que? Me enamore de ambas.