El destino es un absurdo, tanto como que un antojo de café puede hacerte cambiar quién eres y a quién amas. Sonreir a un cliente pude sustituir tantos pensamientos en tu cabeza permanentemente... El destino es un absurdo, por eso es tan fácil echarle la culpa de estar enamorada. [INCISO: Este libro es un fanfic sobre dos de mis amigas a modo de broma interna y no está pensado para la lectura de nadie fuera de mi círculo de amigos, pero no se prohibe la lectura, por supuesto. Besis.]