Arlyne sintió cómo le arrebataban su propio cuerpo, cómo lo usaban como quisieron, cómo convertían su carne en polvo. Y después vio cómo le quitaban a la única persona que le quedaba. Se sumerge en un mundo oscuro y solitario, en el que lo único que la mantiene viva es la necesidad de acabar con los que le hicieron daño, para que no lo vuelvan a hacer.
Liam está herido, roto, en busca de algo que le devuelva la vida. La música es su salida, su salvación, su única vía de escape, solo se desahoga sobre los escenarios, cuando vacía su dolor en sus propias palabras. El miedo y la culpa le persiguen y le torturan.
Tienen sus heridas, y solo ellos conocen su sabor.
Tantas ansias de venganza y liberación, tanto dolor que tratan de enterrar en sus entrañas, tantas cicatrices que maquillan, tantos esfuerzos por salir de la agonía, tan ahogados en su sufrimiento. No se dan cuenta de que sus carnes siguen siendo polvo, de que en su búsqueda por los que los transformaron en ceniza han olvidado que ya nada pueden hacer por los muertos, y que siguen moribundos en su interior.
En el fondo, siguen siendo solo polvo y carne, y su única salvación es el otro.
"La verdad no es nunca lo que parece. Tienes que mirar más allá."
Todo en esta historia es ficticio, cualquier parecido con situaciones, personas u otras cosas reales es pura coincidencia.
Habla de temas que puede que no sean agradables, como abuso sexual, suicidio, autoinmolación, prostitución, violencia, etc.
No al plagio.
Nadie está a salvo de los malos.
Todos son traidores.
Todo lo que se ha convertido el Imperio es una forma de asesinar, una forma de venganza de la que nadie podrá salir vivo.
Para Eva que está secuestrada y fue obligada a casarse con el rey, la hará volverse una persona más manipuladora, mientras el ejército de los rebeldes crea planes para derrocar al rey, un hombre que se creía muerto resurge de las cenizas para rescatar a su amada y dar posiblemente una batalla final donde todo acabe.