Hans ya se había agachado a su nivel, impidiéndole hablar al taparle la boca. ────Dile adiós ────le ordenó Hans. Y en respuesta, la menor se giró hacia ellos antes de salir. Mirándola con lástima. ────Que dios se apiade de ti ────salió de la habitación dejando atrás los quejidos y el dolor. Esa misma noche se perdió una vida, pero se recuperarían dos más. Y Hanna se encargaría de ello.