Siempre que pierdas tu vida, recuerda que sigues latiendo, y mira todo lo que te queda. Si ves que nada cuenta, sal y búscate algo que vuelva a formarte. Si ves que nada encuentras, aprende a ser tu propia vida. Si ves que pierdes el sentido vuelve cuerda a tu locura, y si ves que nada te llena intenta recuperar lo del principio. Y si es imposible... Ya estás muerto.