- PRÓLOGO -
Dónde comienza todo cuando el amor aún no tiene nombre
No sabía que estaba escribiendo un libro cuando empecé a escribirte.
No sabía que cada palabra, cada pensamiento, cada emoción que me atravesaba, estaba tejiendo algo más grande que yo misma. Algo que ahora, tiempo después,se parece a un testimonio. A una forma de amar que no pide permiso ni explicación.
Este libro no es solo sobre ti, ni solo sobre mí. Es sobre el espacio invisible entre dos personas que se siguen pensando aunque la distancia les abrace. Sobre lo que sucede cuando alguien entra en tu vida con tanta fuerza, que hasta el silencio empieza a sonar como su nombre.
Escribí durante meses. En días que dolían, en días que brillaban. En ausencias, en regresos, en despedidas internas. Escribí como quien respira cuando no sabe cómo seguir. Como quien escribe no para ser leída, sino para no olvidarse de lo que sintió.
Aquí están las cartas que nunca dejé de escribir. Algunas se escribieron con lágrimas, otras con esperanza. Todas con amor. Un amor que muchos dijeron que era demasiado, o que no era sano. Pero yo lo sentí real, profundo, mío.
Quizás este libro sea una despedida, o quizás un inicio. No lo sé. Lo único que sé es que mi corazón escribió octubre con tu nombre, y que no podía quedarme con todo esto dentro.
Si alguien se siente acompañado por estas páginas, si alguien se reconoce, si alguien también ha amado a través del tiempo, del silencio y de la distancia... entonces ya habrá valido la pena.
Esto no es solo una historia de amor.
Es una historia de transformación.
De reconstrucción.
De memoria.
Y de fe en lo que aún no se ha escrito.
- Con todo lo que fui, y todo lo que aún soy.
Me gustaría agradecer a Susurro Firme, ya que sin su ayuda estoy no hubiera sido posible.
Y aquí empieza de verdad "Mi Querido Compañero", disfruta seas quien seas.
«Lo peor no fue enamorarme de mi mejor amigo.
Lo peor fue tener que fingir que no lo hacía... cada día, durante años.»
Mi Querido Compañero
Dicen que todo puede cambiar en una semana.
Pero nadie te advierte de lo que ocurre después.
De cómo una habitación compartida, una carcajada fuera de lugar, una mirada que dura más de lo permitido...
pueden dejarte con el alma abierta durante seis semanas.
Y el corazón, para siempre.
Esta no es una historia de amor al uso.
Es la historia de lo que pasa cuando el amor se calla demasiado tiempo.
Cuando finges amistad para no perderlo, aunque eso signifique perderte a ti mismo.
Hugo amó en silencio.
Amó mientras bromeaban, mientras se chocaban los hombros en los pasillos, mientras se abrazaban como si no doliera.
Rubén, sin saberlo, era su refugio... y su herida.
Después del viaje, todo cambió. Pero lo que vino después dolió más.
Seis semanas de distancia.
Seis semanas sin hablarse como antes.
Seis semanas en las que todo se llenó de ausencias que nadie quiso nombrar.
Y ahora ese número -seis- lo persigue a todas partes: en los relojes, en las canciones, en los recuerdos.
Esta historia no grita.
No necesita hacerlo.
Te rompe desde lo más pequeño:
Una frase no dicha.
Un mensaje no enviado.
Un "te quiero" que se quedó colgado entre el pecho y la garganta.
Es una historia de días normales... donde todo duele.
De un amor tan profundo que nunca se atrevió a hablar.
Y de un silencio que, cuando por fin se rompe, ya no puede detener lo inevitable.
Porque a veces no hace falta perder a alguien para echarlo de menos.
A veces basta con que ya no te mire igual.