"Seréis la élite del ejercito, pero no esperéis ni recompensas ni gloria. Sereis adiestrados y entrenados para cumplir cada misión sin fracasar. Si caéis, levantaos, si creéis no poder hacer algo, redoblad los esfuerzos, si os hieren, no flaqueéis, si falláis, jamás os rindáis, volved a intentarlo hasta conseguirlo. Así actuamos y así debéis actuar."
Éstas son las palabras de la escuela de adiestramiento, las que oyen los alumnos, los recién llegados a la escuela, siempre jóvenes de menos de diez años, huérfanos sin nadie que los cuide o jovenes a los que sus padres dan por casos perdidos. La escuela de adiestramiento Gersom se dedica a instruir y educar a jóvenes para que al crecer se conviertan en los mejores guerreros, rastreadores, cazadores, espías, asesinos, o, incluso, magos del continente. A las ordenes del gran maestre de la orden del Lyf y del rey de Undrian.
Rou Lertac a sus 9 años lo sabe, también sabe que aunque los miembros que se unen a Gersom sí los conservan, los hermanos del Lyf no tienen apellidos, por eso nadie conoce el suyo, se lo han dejado muy claro. Nadie debe relacionarlo con su padre, el comandante Senk Lertac, de hecho ni él mismo quiere considerarle su padre, puesto que ¿que clase de padre abandona a su hijo en la escuela más peligrosas del reino cómo si fuese cualquier otro huérfano?, Rou está convencido que sólo un padre que quiere deshacerse de su hijo es capaz y, pese a su corta edad, decide deshacerse de su apellido y de su pasado, y mirar hacia delante, hacia la vida que tiene cómo hermano del Lyf.
Ser la hermana de Xaden Riorson nunca ha sido fácil. Seiren ha crecido en las sombras de la rebelión, con la sangre de traidores marcando su destino antes incluso de que pudiera elegir su camino. Pero en el Colegio de Guerra de Basgiath, el apellido Riorson no es solo un estigma: es una sentencia de muerte.
A diferencia de otros cadetes, Seiren no es débil ni inexperta. Ha entrenado desde que tiene memoria, empuñando dagas y deslizándose entre las sombras con la precisión de un asesino. Su cuerpo está preparado para la batalla. Pero su mente... es otra historia.
Seiren desconfía de todos, incluso de quienes intentan ayudarla. Basgiath ha sido un juego de supervivencia desde el primer día, y ella ha aprendido que la confianza solo lleva a la traición. Es rápida con las armas, pero lenta para formar lazos, algo que podría costarle caro en un mundo donde las alianzas pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Mientras lucha por hacerse un lugar entre los jinetes de dragón, rodeada de enemigos que esperan verla caer, Seiren descubrirá que la fuerza no siempre viene de pelear sola. Pero cuando una guerra mucho más grande se cierne sobre el reino, tendrá que decidir si su legado es solo el de una rebelde... o el de una leyenda.
IMPORTANTE:
Todos los derechos de autor sobre la historia, a excepción de Seiren, son de Rebecca Yarros.